Independiente a las causas, cuando una persona pierde un diente, ésta se ve privada de las cualidades funcionales y estéticas de esa pieza dental.
Por tal motivo los especialistas utilizan diferentes métodos que ayuden a suplir tales aspectos, recomendando la implementación de prótesis o implantes dentales.
Ahora bien, no es un secreto para nadie que los implantes dentales son elementos artificiales que se fijan quirúrgicamente en el tejido óseo del maxilar superior o la mandíbula. Su función, a grandes rasgos, consiste en sustituir una o varias piezas dentales que han sido removidas, evitando el desarrollo de una cadena de efectos perjudiciales para el bienestar bucodental del paciente.
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Por otro lado, también podemos encontrar las prótesis dentales, cuyas funciones son parcialmente idénticas a las de los implantes dentales: suplen las necesidades funcionales del diente perdido y restauran la estética de la sonrisa. No obstante, a diferencia de los implantes dentales, las prótesis no se incrustan de ningún modo en el organismo del paciente. Basta con colocarlas y ellas, en la mayoría de los casos, se mantendrán en su lugar. Claro, a primera vista parecerá más cómodo adquirir un elemento que no requiere un tratamiento quirúrgico para su colocación, sin embargo, en contraste con los implantes dentales, las prótesis pueden presentar desplazamientos, además de espacios entre el elemento y la encía. Generando posibles incomodidades, irritaciones en el tejido, promoviendo la acumulación de residuos alimenticios y placa bacteriana, sin mencionar efectos a largo plazo como la inminente pérdida del tejido óseo.
Teniendo en cuenta lo anterior, es importante resaltar que los beneficios de los implantes dentales se extienden exponencialmente por encima de los que puede ofrecer una prótesis, y para corroborar nuestro punto, es prudente saber por qué son necesarios los implantes dentales:
En lo estético
Los implantes dentales ofrecen un aspecto natural a la sonrisa, mimetizándose entre las demás piezas dentales. La corona, o parte superior y visible del implante, tiende a ser diseñado especialmente para el paciente, contando con el color y las medidas adecuadas para no generar discrepancia alguna. Por otro lado, a diferencia de las prótesis, le permiten sonreír a la persona sin temor de evidenciar que se trata de un elemento artificial, pues éstos van incrustados en el hueso maxilar, pasando naturalmente entre las encías como los demás dientes.
En lo funcional
Cuando un paciente recibe un implante dental, no sólo está recuperando la armonía en su sonrisa, sino también la capacidad de hacer uso completo de su boca sin limitaciones. Es decir, una vez los implantes dentales se han fijado completamente (proceso de osteointegración), la persona puede volver a comer tranquilamente. Puede masticar alimentos sólidos sin temor que el implante se desprenda y, asimismo, sus capacidades fonéticas ya no se verán comprometidas.
En lo biológico
Los implantes dentales están fabricados en elementos completamente biocompatibles (titanio, porcelana, zirconio, etc.), garantizando que no existirán reacciones inmunitarias que afecten la salud del paciente. De igual manera, el implante (la parte en forma de tornillo que se incrusta en el hueso) está diseñada para que el hueso se fije con mayor facilidad y rigidez, lo cual elimina completamente el riesgo de fracturas, desplazamientos, acumulación de fluidos, o residuos.
Sumado al hecho de la osteointegración, los implantes dentales evitan la pérdida del tejido óseo consecuente por la pérdida de un diente, cosa que no logra una prótesis al no involucrarse con el hueso.
En lo económico
En primera estancia parecerá que el tratamiento de colocación de implantes dentales puede ser más costoso que optar por una prótesis. Naturalmente esto sucede porque los implantes dentales deben ser colocados quirúrgicamente, sin mencionar que sus materiales son superiores al de otras soluciones. Sin embargo, los implantes dentales constituyen una solución a largo plazo (alrededor de 25 años o más según el cuidado), lo cual los convierte en una considerable inversión frente al permanente gasto de prótesis dentales, que deben ser cambiadas cada 3 o 5 años.
Asimismo, los cuidados de los implantes dentales resultan considerablemente económicos, pues se les debe dar el mismo trato que una pieza dental natural. Es decir, un cepillado correcto, el uso de enjuagues y seda dental. Un gasto mínimo si se contrasta con los cuidados especiales que debe tener una prótesis.
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Entonces, en síntesis, los implantes dentales son importantes para la restauración dental del paciente no sólo por cuestiones estéticas y funcionales, sino que logra evitar el desarrollo de otras situaciones negativas, además de representar una cómoda inversión dada su prolongada duración.