¡No, el sangrado de encías no es normal!
Existe un gran número de pacientes que acuden a consulta para realizarse una revisión bucal anual, donde al explorar visualmente su boca observamos que sus encías tienen un color anormal, acompañado, en la mayoría de los casos, con mal aliento. Este color de encías en vez de ser rosa palo tiene un color rojo edematoso, incluso en ocasiones amoratado. Al preguntar al paciente si nota que le sangran las encías al cepillado o espontáneamente, muchas veces nos contestan que sí, pero que siempre le han sangrado porque tienen unas encías muy sensibles. Es aquí donde empezamos con el primer problema, el paciente se ha acostumbrado al estado inflamatorio de sus encías y piensa que es normal, que lo único que le pasa es que sus encías son muy sensibles…Error. Allí el paciente nunca ha detectado, o no le han detectado en revisiones anteriores, que tenía un problema.
¡Una encía sana no debe sangrar!
Normalmente el sangrado de las encías al cepillado o espontáneamente se debe a una inflamación ocasionada por un proceso infeccioso bacteriano, la cual se debe al acúmulo de bacterias, unas veces perceptible en forma de placa y sarro, y otras no.Cuando esto sucede aparte del sangrado, se pueden detectar otros signos como el mal aliento, en la mayoría de los casos aparece. En este momento temprano del diagnóstico ya vemos que existe una alteración de los tejidos que soportan y rodean al diente. Cuando esta afectación es superficial y no ha existido más que la inflamación de la encía con su consecuente sangrado sin destrucción de los tejidos que rodean el diente, la denominamos gingivitis. La gingivitis es un proceso reversible, el cual, al eliminar las bacterias con el tratamiento adecuado la encía se normaliza y el proceso no se agrava. En los casos los cuales la afectación ha sido más profunda, la denominamos periodontitis. Cuando una gingivitis no se trata y la enfermedad sigue evolucionando, comienza una destrucción de estos tejidos que rodean a los dientes, creando así la destrucción del hueso de soporte, el cual ya es irreversible.
Cuando la gingivitis ha evolucionado a periodontitis, suelen aparecer otros signos y síntomas tales como:
Retracción de las encías, sensación de dientes más largos.
- Movilidad de los dientes.
- Separación de los dientes.
- Aumento de la sensibilidad dentaria, sobre todo al frío.
- Sensación de quemazón y dolor de encías.
- Mal aliento.
Aparición de abscesos y flemones en la encía.
Una vez la periodontitis está presente, no podemos recuperar el tejido perdido, pero con un tratamiento adecuado sí podemos frenar esa destrucción y así conservar el hueso de soporte de nuestros dientes para que permanezcan el mayor tiempo posible en boca, en buen estado y evitar perderlos.
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