La odontopediatría es una de las más importantes herramientas para prevenir o corregir la maloclusión. Acudir a un profesional del área a tiempo puede ahorrarle a la dentadura de tus hijos un sinfín de problemas, también gastos sustanciales a futuro. De igual manera, la frecuencia con que acudes es determinante para el éxito del tratamiento que tu doctor decide asignar una vez identificado el problema y su gravedad.

¿Por qué acudir a consulta a tiempo y con regularidad?

La maloclusión consiste en anomalías en el desarrollo de los músculos y huesos de la boca y la posición de las piezas dentales. Es uno de los problemas bucodentales más comunes junto a las caries y la periodontitis. Además del efecto estético que causa, afecta la masticación y el habla de tus hijos. Hay actividades comunes durante la infancia que aumentan la posibilidad de malformación, como succionar el dedo u otros objetos y la interposición lingual. También existe el factor hereditario que hace a algunos niños más propensos a sufrir maloclusión que otros.

Las visitas regulares al odontólogo previenen las maloclusiones en la dentadura de tus hijos por todas las razones listadas a continuación.

• Detección temprana basada en el factor hereditario. Aunque la ciencia ansía y se propone alcanzar niveles específicos de manipulación genética, todavía no es posible hacerlo hasta el punto de eliminar la predisposición a la maloclusión. No obstante, si el odontólogo está al tanto de los antecedentes familiares pertinentes, te indicará qué medidas tomar a manera de profilaxis.
• Las caries son el problema de higiene bucal más recurrente y uno de los más molestos. Pero, además, también incide en la oclusión dental. Obviamente, el cepillado efectivo es una tarea indispensable para el hogar. Pero, en caso de que el niño las presentase, el doctor las identifica, elimina y provee mecanismos de defensa contra ellas (control de placa, flúor y selladores entre otros).
• En caso de que el niño pierda piezas dentales de forma temprano, es de vital importancia mantener el espacio que ocupaban y el largo de la arcada para la oclusión de las nuevas piezas. Esto solo se logra a través de tratamientos o dispositivos llamado mantenedor de espacio que el profesional indicará.
• Cuando el niño tiene malos hábitos, indistintamente de que tengan orígenes fisiológicos o sean solo conductuales, como la respiración oral o la succión digital, hay un factor de riesgo más que contribuye a empobrecer la oclusión. El odontólogo sabrá detectar este problema y recetar ejercicios o tratamiento según corresponda.
• En caso de que el niño presente irregularidades en la cantidad o las dimensiones de las piezas dentales y el orden de erupción, entre otros procesos de malformación, el odontólogo te ayudará a implementar prácticas y procedimientos preventivos o correctivos.
• Las medidas preventivas, correctivas o limitantes de daños deben formularse en función de las particularidades anatómicas de cada paciente. Incluso cuando hay tratamientos estandarizados que deben responder a la individualidad del niño. Por eso es vital llevar a tus hijos al dentista con la frecuencia necesaria para que se familiarice con la boca de tu niño y su proceso.
• La odontología es una disciplina altamente estigmatizada en el sentido de que es común que las personas le teman. Mientras más temprano y con mayor frecuencia lleves a los niños con este tipo de doctor, menos posibilidades hay de que tengan miedo y hay más probabilidades de que mantengan el hábito de acudir a chequeos y consultas.

Los argumentos antes esbozados implican que acudir regularmente a los controles odontológicos es uno de los puntos clave en la prevención de la maloclusión infantil. Por la salud dental de tus hijos y tu tranquilidad, asiste con frecuencia al dentista, pues es la mejor opción.

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