Llevar a los niños a consulta con el dentista, sobre todo si es la primera vez, puede ser todo un desafío del cual pueden salir estresados si no están preparados para afrontarlo. Para tu tranquilidad, el profesional de odontopediatría en todo el mundo, así como el personal de odontopediatría en Madrid, está capacitado para lidiar con estas situaciones; a continuación, podrás ver cómo manejan los distintos tipos de conductas infantiles.
1. primera visita
El profesional del área sabe que la primera impresión es la que cuenta, por eso procura siempre hacer de su consultorio un ambiente agradable, con decoración apropiada y espacios cómodos, que inspiren confianza en el niño.
Las operaciones, siempre que sea posible, son realizadas en orden de complejidad, es decir, que primero se realizan las más sencillas y luego se pasa a las más complicadas. Esto a menos que no se trate de un cuadro de urgencia. Así, lo primero que se ejecuta es la evaluación, luego se toman radiografías y, por último, se pasa a los fluoruros. Esto para ir acostumbrando poco a poco al niño(a) al procedimiento.
2. Conducta renuente
El odontólogo actuará en estos casos de manera calmada y firme, explicando el procedimiento a realizar de forma clara e identificando apropiadamente los objetivos. Asimismo, tratará también de buscar un punto de afinidad para continuar desde allí o establecer acuerdos con el niño(a).
3. Conducta tímida
La timidez puede jugar en contra de la consulta y/o el tratamiento dental de los niños, ya que puede enmascarar sentimientos como la aprehensión, el temor o el rechazo al tratamiento.
En estos casos, el dentista aborda al niño(a) de manera paulatina, tratando de establecer confianza entre ellos, así como de fomentar la confianza del niño(a) en sí mismo(a).
4. Conducta tensa
En ocasiones, el niño(a) colabora con el procedimiento, pero se muestra nervioso al respecto, suda, mantiene las manos firmemente apoyadas en el asiento, entre otros signos de un lenguaje corporal que nos muestra inequívocamente que no se siente cómodo(a).
En estos casos, el profesional estará atento en todo momento de asegurar la comodidad del paciente y de sus reacciones, ya que, entre otras habilidades, posee nociones de lenguaje corporal. También le irá explicando de manera simple y amigable todos los pasos que va dando.
Otro de los recursos que tiene a mano el odontopediatra en estos casos es la técnica de desensibilización o terapia de aversión, que consiste en ir exponiendo gradualmente al paciente a las situaciones que le atemorizan, con tal de que les pierda el miedo.
5. Llanto
Ante este tipo de conducta, el odontopediatra se asegurará en primer lugar de revisar si el llanto está justificado por un motivo real (el tratamiento está causando más dolor del habitual, la anestesia no ha hecho el efecto esperado, etc.). De lo contrario, procederá a calmar al niño(a) de manera amorosa y firme.
6. Condiciones especiales
Los niños con necesidades especiales pueden tener mayores riesgos de desarrollar enfermedades bucodentales y los odontopediatras son conscientes de esto. Estos profesionales tienen nociones básicas acerca de las condiciones especiales de la conducta, tales como TDAH, hiperactividad, síndrome de Asperger y autismo, y también de condiciones congénitas, como el síndrome de Down, y están entrenados para saber cómo proceder frente a cada uno de ellos.
En el caso de niños con impedimentos físicos, el odontopediatra solicitará la ayuda de los padres si así lo requiere; algunos, incluso, tienen asientos e instrumentos especiales para discapacidades motoras.
Recuerda que tu papel como padre o madre es fundamental en cada etapa para que la consulta y/o tratamiento dental de tus hijos sea un procedimiento sin inconvenientes. Mediante la colaboración del odontopediatra, el paciente y sus padres, la consulta odontológica puede ser normal o incluso divertida.