En algunas ocasiones – y de manera errónea – algunas personas tienden a referirse a la periimplantitis como un rechazo al implante dental debido a las afectaciones que aparecen posteriormente
Sin embargo, diría un célebre ponente que “ese tal rechazo no existe”, pues los implantes dentales consisten en una solución odontológica diseñada y fabricada con materiales biocompatibles como el titanio, el zirconio o la porcelana, los cuales evitan la aparición de cualquier reacción inmunitaria negativa como un “rechazo”.
Ahora bien, la periimplantitis sí es una realidad, pero a diferencia del imaginario común, ésta no es causada por una alergia a los implantes dentales o algo similar. A grandes rasgos, la periimplantitis es una inflamación que surge alrededor de los implantes dentales y que en la mayoría de los casos, además de afectar el tejido blando, también perjudica el proceso de osteointegración y ocasiona la pérdida del soporte óseo.
Cuando se lleva a cabo la cirugía de colocación de implantes dentales, resulta crucial tener todos los cuidados indicados por el médico, pues al tratarse de una intervención quirúrgica es natural que la zona tratada se encuentre altamente vulnerable a la contracción de bacterias causantes de daños en el tejido. Esto es aún más tangible en operaciones que tienen lugar dentro del entorno bucodental, siendo esta una cavidad habitada por cuerpos benignos como malignos. No obstante, más allá de cuán fundamental es la higiene dental para garantizar una buena recuperación de postoperatorio, es probable que la periimplantitis sea causada por la presencia de cuerpos dañinos durante la cicatrización (alimentos, sustancias, bacterias, etc.), o por el desplazamiento del implante dental, bien sea a causa de una presión que no debía ser ejercida o un mal procedimiento médico.
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Entrando más en detalle, la periimplantitis es una enfermedad causada por la consolidación de bacterias sobre el tejido que rodea (peri) al implante dental. Esta consolidación, como se ha mencionado anteriormente, es causada por una mala higiene o la aparición de espacios vacíos dentro del espacio dispuesto para la fijación del implante. La periimplantitis puede ser clasificada de dos maneras diferentes: Mucositis periimplantaria, o bien, periimplantitis per se.
- Mucositis periimplantaria: En la mayoría de los casos, la mucositis periimplantaria es la etapa inicial de una periimplantitis, la cual consiste en una afectación única y directamente sobre los tejidos blandos que rodean al implante dental. La mucositis periimplantaria es, parcialmente, una inflamación que produce dolor y sangrado, la cual debe ser tratada de manera oportuna para evitar que ésta evolucione y se convierta en una periimplantitis.
- Periimplantitis: Cabe reiterar que la periimplantitis es una afectación que recae sobre el tejido óseo; soporte de los implantes dentales. Esto quiere decir que, además de las afectaciones típicas sobre el tejido blando (sangrado, hinchazón y dolor), también se experimenta una pérdida ósea periimplantaria, intensos dolores frente a percusiones y movilidad del implante dental.
En cuanto al tratamiento para solucionar la periimplantitis, la medicina ha avanzado lo suficiente como para modificar el método para hacerle frente. Inicialmente los especialistas trabajaban para retirar el implante dental por completo, realizar una limpieza profunda y reinstalar unos implantes dentales nuevos. Un proceso extremadamente dispendioso, incómodo y ciertamente costoso. En la actualidad, no obstante, el procedimiento para solucionar la periimplantitis consiste en el uso de antibióticos y un desbridamiento o raspado manual subgingival.
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Este tratamiento tiene como objetivo, entre otras cosas, eliminar la placa bacteriana acumulada en la bolsa periimplantaria, desinfección de la pieza afectada y la regeneración del hueso deteriorado, y aunque las nuevas alternativas representan una solución más viable, aún es probable experimentar incomodidad durante el proceso, por tal motivo se recomienda evitar ciertas situaciones que pueden ser los detonantes de la periimplantitis, como por ejemplo:
- Tener una base ósea insuficiente para la colocación de implantes en primer lugar.
- Exceso de sobrecarga sobre la zona tratada recientemente.
- Contaminación durante la colocación de implantes dentales.
- Higiene dental pobre o nula.
- Fumar o consumir sustancias que infectan la herida.
- Consumo excesivo de alimentos o bebidas irritantes que retrasen la cicatrización.
Entonces, teniendo en cuenta el daño que puede causar la periimplantitis y el importante retraso en la restauración dental con implantes dentales, es importante estar alerta a cualquier signo de infección circundante al implante. Asimismo es recomendable mantener una agenda de controles médicos recurrentes al dentista para conocer la evolución y el proceso de osteointegración posterior a la colocación de los implantes dentales.