Los implantes dentales son piezas médicas que ayudan a recuperar algún diente que hemos perdido.
Estos elementos están hechos de titanio, un metal quirúrgico que es biocompatible con nuestro cuerpo. El proceso de implantación se realiza perforando el hueso maxilar superior o inferior colocando una base en forma de tornillo, recubierto por un cabezal del mismo color y forma de nuestro diente.
Durante el proceso de adecuación de nuestro implante dental existen diferentes cuidados que debemos tener en cuenta para lograr una recuperación exitosa, sin embargo, es necesario conocer todos los percances a los que estamos expuestos después de este procedimiento médico.
Antes de adquirir un implante dental debemos tener en cuenta el diagnóstico que realice nuestro médico, este primer paso nos dará la confianza y seguridad para saber si contamos con la cantidad de hueso necesaria para perforar y poner la pieza dental. También, esta cita con el odontólogo nos permitirá conocer el estado de nuestras encías.
Después de la cirugía, nuestra boca entra en un estado conocido como osteointegración; proceso mediante el cual el implante dental se adhiere a nuestro hueso maxilar. Este punto es muy importante para tener un implante dental perdurable, en esta etapa se asegura la estabilidad primaria de esta pieza.
Como parte del ciclo de recuperación puede presentarse dolor, inflamación, hemorragias o hematomas que son completamente normales mientras nuestra boca va adaptando la nueva pieza que ahora hace parte de nuestra sonrisa. Sin embargo, existen diferentes síntomas que pueden aparecer como una señal de rechazo al implante dental.
Entre los síntomas de rechazo pueden aparecer hematomas, moretones alrededor de la encía y pus que denotarían una posible infección en nuestra boca. Este cuadro diagnostico podría acercarnos a un caso de implantes dentales hechos con materiales de baja calidad, incompatibles con nuestro cuerpo.
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Por otra parte, otros síntomas como el enrojecimiento y el dolor pueden estar vinculados al consumo de tabaco, esta sustancia aumenta el tiempo de recuperación de los pacientes y logra que las encías se retraigan causando incomodidades en nuestra boca.
Además, como es habitual, una buena salud e higiene oral permitirá que tengamos una recuperación rápida, logrando que nuestros implantes dentales se adhieran a nuestra boca con mayor firmeza, evitando posibles dolores e infecciones en las encías.
Debemos estar atentos a señales, tales como dolor al tocar levemente el implante dental con nuestra lengua, mal olor, enrojecimiento y movilidad del implante. Este último punto es uno de los más importantes ya que podría ser una señal de rechazo por parte de nuestro cuerpo, lo que podría llevarnos de nuevo al consultorio para repetir la intervención médica.
Nuestra boca es una zona muy delicada; una infección en nuestras encías puede acarrear una reacción en cadena sobre todos nuestros dientes, por lo cual debemos estar atentos a todos los síntomas y anomalías que se presenten durante y después de nuestra cirugía de implantes dentales.
Recuerda realizar cual procedimiento médico y estético en una clínica de confianza con el fin de obtener un implante dental que mejore tu sonrisa y no afecte tu salud.