Lo primero que me gustaría es haceros una definición del planteamiento. Los terceros molares, muelas del juicio o cordales erupcionan entre los 18 y los 24 años, aunque hay un amplio rango.
Las piezas dentarias pueden estar:
- Incluidas, si están completamente metidas en el hueso maxilar, cubierto por tejido blando y total o parcialmente por hueso.
- Semi-incluidas, cuando no ha conseguido erupcionar su posición normal, pero se encuentra parcialmente visible.
- Impactadas, cuando el cordal está incluido y rodeado totalmente por hueso.
Aunque cuando hablamos de cordales incluidos nos referimos tanto a los inferiores como a los superiores, la mayor parte de ellos son inferiores. Los cordales superiores suelen dar menos problemas y son más sencillos de extraer pero cuando están retenidos tienen riesgos tan importantes como los inferiores.
Yo tenía un profesor catedrático de cirugía que decía que “Todo diente retenido en potencia es un quiste” y razón no le faltaba ya que pueden provocar problemas como infecciones locales, daños a las piezas vecinas, problemas en la articulación por falta de espacio…
El daño y el postoperatorio (lo que en medicina conocemos como morbilidad) suele trascurrir con dolor e inflamación y lesiones en la mucosa. Pueden suceder complicaciones del tipo nerviosas (anestesias, cortes) u óseas (fractura de tablas óseas) o dentarias (rotura de dientes vecinos…)
Por todo ello es necesario quedarnos con un concepto claro. No se puede estar a favor ni en contra de la extracción de cordales. Ello dependerá de la situación particular de cada muela en un paciente concreto. Por lo que es muy importante hacer una historia completa médica y dental, así como una exploración clínica (intraoral y extraoral) junto con un análisis radiológico antes de emitir un juicio sobre la indicación o no de la extracción.
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