En ocasiones, nos aparecen pequeñas ulceraciones en los labios o en alguna parte de la boca, incluyendo las encías. Son las llamadas aftas bucales que, por lo general, presentan una coloración blanco amarillenta, cercadas por un aro rojizo. Su tamaño solo alcanza los cinco milímetros y son una de las afecciones bucales más frecuentes, conjuntamente con las caries. Aunque no son muy dolorosas sí molestan bastante para comer.
¿Por qué se originan las aftas?
Es de tener en cuenta que estas ulceraciones no presentan ningún riesgo de contagio, ni son cancerosas, y suelen desaparecer espontáneamente en un período aproximado de quince días, si no hay complicaciones. Realmente se desconoce el origen de las llagas en la boca, si bien se han realizado varias investigaciones al respecto. Se considera que surgen por el encuentro de varios motivos, dentro de los cuales tenemos:
- Estrés emocional, ansiedad o depresión.
- Traumatismos causados por automordeduras o roce con la dentadura.
- Fumar tabaco.
- Productos químicos o sustancias muy calientes.
- Alergias a ciertos alimentos.
- Trastornos hormonales.
- Sistema inmunitario debilitado.
- Infecciones víricas o bacterianas.
- Déficit de hierro, ácido fólico y zinc.
- Deficiencias vitamínicas del complejo B.
¿Cómo se diagnostican estas ulceraciones?
Por sus características podemos decir que su diagnóstico es bastante simple, pues tienen una apariencia definida y ocasionan una molestia y un dolor particular.
Aunque por lo general son benignas, estas llagas bucales pueden ser el indicio de otras patologías de mayor complejidad como enfermedades inflamatorias del intestino o gastritis atrófica. Si se presentan en niños o adolescentes, donde son muy habituales, acompañadas de fiebre, problemas para tragar o manchas en pies y manos puede tratarse de otro tipo de virus o bacterias.
En algunas oportunidades, cuando surgen en adolescentes hembras, se asocian con la menstruación, por cuanto los cambios hormonales que se experimentan en ese período pueden variar el pH de la saliva, lo que fomenta un ambiente propicio para las infecciones; si bien no podemos decir que es una causa-efecto propiamente.
¿Cuándo recurrir al odontólogo?
Es momento de que acudamos al médico sin demora cuando las llagas son muy grandes o si se presentan de nuevo después de haberse sanado. También, si los brotes son recurrentes, tienen un período mayor a dos semanas y no se han curado o cuando hay dificultad extrema para comer o beber y cursan con fiebre elevada y dolor persistente.
Tratamientos a seguir para las llagas en la boca
Lo primero que debemos considerar es que, si no se presentan síntomas, no se requiere de tratamiento. No obstante, si existen molestias o dolor, habitualmente se aplican tratamientos tópicos focales, así como enjuagues con antiinflamatorios. Sin embargo, no existe una terapia única determinada para esta patología.
De los medicamentos señalados se mencionan dexametasona, triamcinolona y carbenoxolona. Cuando no hay respuesta con el tratamiento tópico se suele aplicar antibióticos como tetraciclina o minociclina.
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Medidas de prevención
Como hemos indicado, existen ciertos elementos que incrementan estas aftas orales como el estrés o el tabaco, por lo que hay una serie de recomendaciones para prevenirlas:
- Conservar una estricta higiene bucal con un cepillado tres veces al día, sobre todo al acostarse. De igual forma, se deben preservar las encías sanas mediante la limpieza y diversos productos como los colutorios.
- Reducir el estrés y la ansiedad.
- Mantener una dieta balanceada que incluya frutas, verduras y alimentos ricos en vitaminas y minerales, especialmente vitamina C, B12, ácido fólico y omega-3.
- No consumir bebidas ni comidas demasiado calientes ni muy picantes.
Las aftas o llagas orales son lesiones benignas de fácil cuidado y atención, sin embargo, no hay que descuidarlas porque pueden ser señal de otras afecciones más complicadas. Para prevenirlas, lo primero es observar una rigurosa higiene bucal. Consulta con tu odontólogo, quien sabrá ayudarte con este molesto problema.