Son muchas las personas que optan por ponerse un piercing ya sea por una cuestión estética o de personalidad.
Diferentes estudios han demostrado que es importante tener un correcto seguimiento del piercing y de los posibles efectos asociados a su instalación tales como: desgarros, infecciones, aumento de la salivación, cambios en el habla, etc…
Por eso es importante que si estamos valorando la posibilidad de ponernos uno, lo hagamos en un centro con las correctas medidas sanitarias y realicemos un seguimiento con nuestro dentista habitual. De esta forma podremos minimizar o detectar a tiempo cualquier complicación que pudiera surgirnos.
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De todos modos es importante que mostremos nuestra preocupación por esta moda ya que no sólo provoca lesiones periodontales, sino que también genera una gran pérdida de hueso que puede ser irreparable. Esto es muy frecuente en los que se colocan en el frenillo superior. Y los que se colocan en la lengua, pueden llegar a provocar lesiones en el paladar por traumatismos repetidos.
Por ello, desaconsejamos su uso.