“No me quiero hacer una radiografía. No quiero someterme a una radiación innecesaria.”
Esa es un frase más común de lo que podéis imaginar. La verdad que no creo que un odontólogo quiera hacer una radiografía si no la considera necesaria. Eso es una lex artis que guardamos aquellos que trabajamos con una buena ética profesional. Por tanto, si disponemos de una radiografía en la que podamos hacer la valoración que queremos, seguro que no haremos una nueva radiografía. Ahora bien, desde mi experiencia, por desgracia, tengo claro que aunque un paciente sólo quiera hacerse una limpieza anual, la exploración intraoral no fue suficiente para ver el tumor gigante que tenía en la mandíbula (ya que no deformaba las estructuras a nivel visual).
Nos sometemos a más radiación a diario con los teléfonos móviles y antenas que con una radiografía panorámica y menos aún con una intraoral. De hecho las dosis de los exámenes radiológicos dentales intraorales y cefalométricos son por lo general inferiores a la correspondiente a la radiación natural de fondo de un día.
La radiación natural de fondo es la dosis de radiación a la que los seres humanos nos sometemos a diario de forma continua e inevitable por el mero hecho de vivir en la tierra. Esta radiación proviene de una fuente natural La mayoría de las personas tienen una exposición a la radiación de fondo superior a la de fuentes artificiales, salvo excepciones por su puesto (como los radiólogos, mineros…)
Los números lo demuestran: “El verificador”
La dosis de radiación es la medida de la cantidad de energía absorbida por algo o alguien cuando se expone a los rayos X. La unidad de la dosis efectiva es el Sievert, (Sv) aunque en radiología dental los niveles son generalmente una pequeña fracción de un sievert (milisievert, mSv, o incluso microsievert, μSv).
A continuación se dan valores medios de diversos estudios de alcance nacional facilitados por el CSN (Consejo de Seguridad Nuclear)
Radiografía intraoral: 1 – 8 μSv;
Radiografía panorámica: 4 – 30 μSv
Por lo tanto, las dosis de los exámenes radiológicos dentales intraorales y cefalométricos son más bajas, por lo general inferiores a la correspondiente a la radiación natural de fondo de un día. Las dosis en las radiografías panorámicas varían más, pero incluso los valores más altos no superan a la exposición correspondiente a unos pocos días de radiación natural de fondo, que es similar a la dosis de una radiografía de tórax.
Por tanto, puedo concluir que una radiografía cuando sea considereada por un odontólogo necesaria, nos va a evitar más radiación innecesaria desde el punto de vista que evitaremos tratamientos que puedan requerir hacer radiografías para ejecutarlo.