¿Cuántos refrescos tomamos a lo largo del día? Seguro que muchos más de los que creemos. Un consumo excesivo de zumos y bebidas carbonatadas con un alto índice de azúcares incrementan la posibilidad de desarrollar caries por varios motivos:
– Son bebidas con alto contenido en ácidos, esto se traduce en una destrucción de los minerales que componen el diente provocando que el esmalte se vea debilitado y los dientes empiecen a descomponerse.
– La gran cantidad de azúcar que contienen estas bebidas se introduce en el interior del diente erosionado por los ácidos llegando a formar una caries.
– La descomposición de los dientes favorece la sensibilidad dental, principal causa del dolor al comer o cepillarse los dientes.
¿Qué debemos hacer para evitar las caries?
– Reducir la ingesta de refrescos.
– Tomarlos durante las comidas.
– Afecta a toda la dentadura por igual, pero está demostrado que este tipo de daños suele acentuarse en los incisivos superiores porque son los primeros que entran en contacto cuando bebemos, por eso es recomendable utilizar una pajita para evitar el menor contacto posible con los dientes.
– Cepillarnos los dientes tras su consumo. Es importante que esperemos media hora antes del cepillado, de esta forma, conseguiremos que nuestra saliva regule el PH de la boca y que los ácidos no provoquen un efecto rebote en el esmalte dental.
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