La ortodoncia conocida como convencional es aquella que utiliza brackets. Pero brackets hay muchos. Se diferencian no sólo en el tipo de material que se emplea (metálicos, cerámicos, de polisulfona, de zirconio, de zafiro), sino también en el tipo de técnica con el que se manejan o en la forma de ligar el arco.
Aquellos que fijan el arco (muchos pacientes míos lo llaman alambre) con una gomita o ligadura metálica son brackets convencionales. Mientras que los llamados brackets autoligables no llevan esa gomita y fijan el arco mediante una chapita o clip que permite que el arco actúe con menor fricción y durante más tiempo.
Esto ofrece dos ventajas:
– RAPIDEZ
– CITAS MÁS ESPACIADAS
Aquel paciente que necesite un tratamiento más rápido, en un tiempo menor del habitual, requiere del empleo de brackets autoligados, ya que sus sistema de baja fricción ofrece la posibilidad de terminar antes cada tratamiento. Además, al ser más rápido el movimiento dentario, se observan resultados casi inmediatos. Los tratamientos por tanto son más cortos.
Por otro lado, las citas son más espaciadas. Lo habitual es que cada 4 semanas (una vez al mes) un paciente con brackets acuda a una revisión con su ortodoncista. Lo que conlleva un tiempo y un gasto de desplazamiento, de espera… Gracias a la ortodoncia autoligable estas citas se pueden espaciar más, incluso hasta 8-10 semanas entre si.
El tratamiento con brackets autoligados es un tratamiento que produce aún menos molestias que los brackets normales, ya que produce movimientos más naturales por tener menor fricción.
Hay varias marcas de brackets autoligados, pero la más conocida es el Sistema Damon. Si queréis saber más sobre los brackets autoligados, os lo contaré en futuras entradas del blog.
Mientras, si tienes dudas de si tu caso de ortodoncia se solucionaría mejor con brackets autoligados, pide una cita gratuita llamando al 916401575 o a través de www.zendental.es