En un post anterior hablamos de la importancia de llevar protectores bucales durante la práctica de deporte pero no hemos hablado de la importancia de que el protector bucal sea el adecuado.
Antes de explicaros eso, me gustaría insistir en el concepto de la prevención. Muchos
padres no somos informados del nivel de contacto que tiene el deporte que practica nuestro hijo. De hecho creo que la mayoría de las escuelas de deporte, o entrenadores no son conscientes de la importancia del empleo de un protector bucal, independientemente del sexo del peque.
Otro concepto que nos puede hacer valorar la importancia de la prevención, es el coste económico. Sin duda es mejor tener tu propio diente que uno reconstruido (en el mejor de los casos) o sustituido. Sin duda el coste de prevenir la fractura de un diente es más barata que el coste de rehabilitarlo. Se ha de tener en cuenta que a parte de la molestia y el dolor del deportista, hay que considerar la valoración económica del tratamiento de urgencia, y el coste de la rehabilitación y del mantenimiento que como padres tendremos que hacer durante años y en un futuro el niño durante su edad madura.
El protector bucal ideal:
- Protege los dientes, tejidos blandos
- Absorbe en gran medida la energía del choque
- Proporciona confort y se ajusta a los dientes de la arcada superior
- Permite hablar
- Permite respirar con comodidad
- Es duradero y resistente a la fricción. No libera resinas tóxicas.
- Permanece adaptado durante su uso
- Proporcionan una buena posición de la ATM (articulación témporo mandibular), lo que evita lesiones en caso de colisión
El protector bucal que se vende en comercios, ya preformados… no se consideran como una opción aceptable para usarse como protector bucal. Como principal ventaja ofrecen el coste económico, pero no ofrecen función como protector bucal, ya que el deportista debe estar mordiendo para que permanezca en boca, impide una respiración correcta, impide el habla, no se adapta, es incómodo y termina por no usarse.
Los protectores de “calentar y adaptar”, que también están disponibles en comercios, son los más empleados por deportistas que quieren proteger sus dientes y no están bien informados de cómo conseguir un protector bucal ideal. A priori puede parecer que estos ofrecen mayores ventajas. Están fabricados en serie y se “adaptan” a cada persona tras un proceso de calentamiento en el que la resina interior se ablanda y tras una presión del protector sobre los dientes adquiere levemente las huellas de los dientes y muelas. La principal ventaja es que son los menos caros, pero como desventaja es que se desadaptan en cortísimo espacio de tiempo, no son resistentes y hay que cambiarlos con frecuencia. Un estudio americano sobre costo y calidad de este tipo de protectores, desaconsejó su uso.
La mejor opción es un protector bucal totalmente adaptados y hechos a medida por tu dentista ya que evitan que se muevan los dientes durante una colisión, evitan la fractura de los dientes y de los huesos, protegen mucho más frente a conmociones cerebrales, desfiguración de boca y cara… Además no impiden la respiración cómoda ni el habla y pueden ser personalizados (el minideportista puede elegir el color de su protector) y poner su nombre. La única desventaja a priori es el coste. La prevención, como os he explicado anteriormente, justifica la inversión. Además os puedo decir que os sorprenderá su precio al ver que no son tan caros. Pero ¿a que vosotros no lleváis globos en el coche para evitar invertir en un coche con airbag? Pues no pongáis cualquier cosa en la boca de vuestros hijos para protegerles, si de antemano sabéis que no lo hace de forma segura.
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